Desde la potencia de la abstracción, en su carácter generativo y destructivo de la forma, varias de mis obras dibujan composiciones que hacen referencia a ciertos aspectos formales de la arquitectura y el diseño modernos en combinación y contraste con diversas formas y materialidades. En forma de instalaciones, objetos o conjuntos escultóricos, algunas de ellas pueden sugerir una utilidad accesoria, que, combinados con su disposición en un espacio determinado, pueden evocar o simular interiores, ambientes o espacios potencialmente habitables.
Componentes funcionales, elementos orgánicos e industriales se despliegan para la creación de piezas en las que el diseño juega un papel protagonista más allá de la función del objeto. Bordeando la frontera entre el arte concebido de forma autónoma y el aplicado/funcional, las piezas abordan e indagan acerca de esta ambigua dialéctica en base a la dinámica constructiva y la potencialidad perceptiva del material.
Estas deliberadas asociaciones que si bien pueden ser percibidas como antagónicas, exploran las zonas de intersticio, los espacios de transición de objetos, materiales y diseño, como una forma de expresión dirigida a llenar de significado el soporte del objeto artístico.
Me interesa pensar que estos conjuntos de cuerpos/ obras operan con cierto tipo de infraestructura intrínseca, posibilitando una red de relaciones infinita.

“Al igual que en el hombre, en cuyo organismo interno nos encontramos multitud de subsistemas circulatorios con funciones específicas pero sin disociarse de la función global del organismo, nos encontramos la naturaleza entera atravesada de todos estos tipos de subsistemas, unos más grandes, otros más pequeños, pero estrechamente relacionados entre sí. Cada uno desempeña un determinado cometido. Cada lago en buen estado, cada pantano, constituyen una unidad viviente de funciones, al mismo tiempo que un órgano del paisaje en el que se encuentran y éste a su vez integrado como miembro de un organismo aún mayor.” “El caos sensible” - Theodor Schwenk.


From the strength of abstraction—understood in its generative and destructive power over form—several of my works draw compositions that reference certain formal aspects of modern architecture and design, in combination and contrast with a diversity of shapes and materialities. Presented as installations, objects, or sculptural ensembles, some of them may suggest an accessory utility which, when combined with their specific spatial arrangement, can evoke or simulate interiors, atmospheres, or potentially inhabitable spaces. Functional components, together with organic and industrial elements, unfold in the creation of pieces in which design plays a central role that goes beyond the object's utilitarian function.
Bordering the threshold between autonomously conceived art and applied/functional forms, the works address and explore this ambiguous dialectic through constructive dynamics and the perceptual potentiality of the material.
These deliberate associations—which may be perceived as antagonistic—explore interstitial zones, spaces of transition between objects, materials and design, as a form of expression aimed at filling the support of the artistic object with meaning. I like to think that these sets of bodies/works operate with a certain kind of intrinsic infrastructure, enabling an infinite network of relationships.

“Just as in the human being, in whose internal organism we find a multitude of circulatory subsystems with specific functions yet never dissociated from the global functioning of the organism, so do we find the entire natural world traversed by all these types of subsystems, some larger, some smaller, but closely related to one another. Each one performs a specific task. Every healthy lake, every wetland, constitutes a living unit of functions and, at the same time, an organ of the landscape in which it is located, and which is in turn integrated as a member of an even larger organism.” — Theodor Schwenk, “Sensitive Chaos” -----